Familia y Maternidad
La Familia es la base de toda sociedad consumándose en el matrimonio donde hombre y mujer cumplen funciones específicas. El matrimonio es una cohesión de espíritu, afinidad racial, compatibilidad tanto de carácter como de gustos que permitan una armonía al hogar.
Recordemos que nuestra cultura posee una estructura patriarcal. Esto se da como una estructura de organización familiar en la cual el hombre representa la autoridad, tomando decisiones de común acuerdo con su esposa, por el bien de sus hijos y de la sociedad. A su vez, el hombre debe sustentar a su familia en base a su trabajo.
La misión de la mujer en el hogar es importante si sabe valorar su participación dentro de la sociedad. Debemos ser capaces de señalar el horizonte a nuestros descendientes, como esposas y madres participar en las actividades sociales de familia y del esposo, en el hogar el trabajo debe ser creador, ordenado, de alto valor social y cultural, logrando una estabilidad y evolución moral - espiritual de todos la Familia. Dentro de este trabajo absorbente, es vital que la mujer cultive su espíritu y el buen gusto por la cultura e historia; que pueda fomentar sus atributos espirituales de intuición, ternura y constancia.
Ante tan magna tarea, la entrega a un compromiso matrimonial debe ser voluntaria y conciente para construir una familia sana física y espiritualmente. Alegría, amor valores patrios, amistad y compromiso mutuo deben estar siempre presentes en el hogar, siendo ambos responsables de ello, aspirando como es propio de un Ario, a la perfección.
La maternidad es el acto más grande de creación, además de ser una de las cualidades más maravillosas de la mujer siendo el conducto que le permite una plena realización de su propio ser. Solo personas superfluas pueden ver en ello un obstáculo para el desarrollo de la mujer, siendo que es la mayor bendición que puede otorgarse a una mujer y su raza, un verdadero regalo divino.
Una mujer, sobre todo una Mujer NS, debe sentir de manera natural el deseo de ser madre, por ser ellos los mayores atributos de la naturaleza y debemos sentirnos orgullosas de poseerlos. Siendo fuente de vida debemos ser responsables de cada uno de nuestros actos, resaltando lo femenino y cultivando los altos valores espirituales que nos mantengan en contacto con el cosmos y nos entreguen una tranquilidad interior propicia para hacer grandes aportes a la sociedad, debe ser un ejemplo para las demás y un reflejo potente de los valores NS.
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